Granja Groosham versus Harry Potter

“No hay nada nuevo bajo el sol”, decía el rey don Salo, y esto cobra pleno sentido al hacer una comparación entre La granja Groosham y la "famosísima" saga de Harry Potter, por más que se desee evitarla. Mientras los críticos tratan de explicar el éxito del fenómeno Potter –éxito que se atribuye no sólo a factores literarios sino a otros más profanos y burdos de mercadeo, marketing, publicidad, etcetcetc– La granja Groosham, una novela juvenil publicada en Londres en 1988 y merecedora del Lancashire Book Award en 1990, ha pasado sin tanta pena ni gloria. No puedes dejar, después de compararlas, de hacerte ciertas preguntas.

En primer lugar, hay una sorprendente similitud entre la saga de Rowling y el libro de Horowitz, publicado diez años antes. No sólo se trata de dos colegios de magia que recrean la atmósfera de los tradicionales y "puritanos" internados ingleses, sino que hay rasgos de un humor irreverente y ácido –más ácido aún en La granja Groosham– , unos personajes muy parecidos y el mismo manejo de esa incierta frontera entre realidad y fantasía, donde uno no sabe ya qué es qué. Cabe preguntarse si la Rowling conoció ese libro antecesor; si su lectura la marcó en el subconsciente, o si sólo se trata de otra de esas casualidades literarias que llevan a los seres humanos a recrear, en circunstancias distintas, los mismos paisajes interiores. ¿Que será, o qué fue?

Sea como sea, el libro de Horowitz tiene los ingredientes que luego consagraron a la Rowling. David, el protagonista, un niño con problemas internos que vive con sus padres (unos seres tan caricaturescos y despreciables como los tíos muggle de Harry Potter), a los que sólo les interesan el dinero y las apariencias. El día en que David es expulsado del elegante colegio Beton “por su socialismo constante y voluntario”, aparece misteriosamente el prospecto de un internado extraño, con un solo día de vacaciones al año, que encaja a la perfección con las expectativas de sus padres. Ese mismo día, David conoce en el tren hacia el colegio, a sus dos compañeros de aventura: Julia, otra niña problema, y Jeffrey, tartamudo, gordo y de anteojos, que ha sido expulsado.

Por fin llegan a la Isla Cadavera, que no aparece en ningún mapa. Ahí funciona el siniestro internado con niños que parecen zombies de Resident Evil y con profesores de apariencias y nombres extraños como los señores Leloup (werewolf), Tragacrudo (vampire), Oxisso (ghost), la Señorita Pedicure (witch) y dos directores, que según el juego de palabras en inglés, son las “dos cabezas” del colegio y literalmente comparten un mismo cuerpo.

Con un lenguaje transgresor y sin NINGUNA concesión moral, la aventura toma un giro inusitado hacia un desenlace que deja varios cabos sueltos y que plantea una crítica descarnada a la sociedad adulta. En ese sentido, La granja Groosham es mucho más polémica que Harry Potter y ha sido mucho más censurada (creo yo, con más razón) por sus vínculos con las “artes tenebrosas”.

Pero, hablando en estricta literatura, es OBLIGATORIO LEERLA. No sólo por su increíble manejo del suspenso (Anthony Horowitz escribió STORMBREAKER, espionaje a gran escala, así que imagínen qué tal está) y por su impecable construcción, sino también por las preguntas que suscita. No tiene mas que una sóla continuación ("The Unholy Grail", que tiene más humor y menos oscuridad), pero el libro per se logra lo que las devastadoras 7 moles potterianas. La duda inevitable, es la razón por la cual algunas obras alcanzan la fama desmesurada después de robar infinidad de cosas a otros libros, autores, folklore, juegos, películas, etc. en algo mercantilista que sí pegó... en tanto que otras, de la misma (o mayor) calidad, quedan reducidas a los ámbitos de los críticos especialistas, lectores añejos, lectura ecundaria o gente que se niega a leer al niñito cicatrizado consen (como yo).

Mientras devoras este libro, imposible de soltar, creo que las dudas se despejan.

Z